El proyecto cumple el objetivo de recuperar el valor paisajístico de los terrenos afectados por la cantera de granito abandonada.

Orthem ha finalizado la restauración ambiental de la antigua cantera de Navacerrada, en Madrid. Esta intervención ha permitido recuperar el valor paisajístico de una zona degradada por la explotación minera y su posterior abandono, contribuyendo a la restauración ecológica y a la integración con su entorno natural.

El responsable de Servicios de la Delegación Centro del Grupo, Enrique Argente, y el jefe de obra de Orthem, Luis Bajo, acompañaron al consejero de Medio Ambiente, Carlos Novillo; la directora general de Biodiversidad y Gestión Forestal, Irene Aguiló, y el alcalde de Navacerrada, Pablo Jorge Herrero, en el acto de recepción de las obras.

El proyecto, financiado por la Unión Europea a través del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, ha incluido diversas actuaciones para la regeneración del terreno, como la remodelación topográfica del terreno, la adecuación del suelo para su revegetación y la plantación de especies autóctonas herbáceas, arbustivas y arbóreas.

La cantera, explotada durante décadas para la extracción de granito, presentaba una fisonomía abrupta con residuos inertes acumulados en diferentes fases. La intervención de Orthem ha permitido la creación de superficies aptas para la colonización vegetal, la restauración del drenaje natural y la mejora del ecosistema.

Más de 1.500 plantas autóctonas

Uno de los aspectos clave del proyecto ha sido la revegetación del área, utilizando especies propias del entorno para favorecer la recuperación del suelo y la biodiversidad. Se han plantado un total de 1.548 plantas (1.212 arbóreas y 336 de matorral). Esto permitirá mejorar también los hábitats de la fauna, así como el uso forestal que se hacía antes de las extracciones.

Además, la zona se ha perimetrado para proteger la vegetación hasta que se haya asentado, y se han mantenido dos caminos provisionales para permitir el acceso a la cuba de riego y realizar el aporte de agua necesario para asegurar su crecimiento.

Con la finalización de estos trabajos, la zona afectada por la cantera ha quedado plenamente integrada en su entorno, recuperando su funcionalidad ecológica y minimizando el impacto visual de la antigua explotación minera. Este proyecto es un ejemplo de cómo la restauración ambiental puede transformar espacios degradados en ecosistemas resilientes y sostenibles.