El tratamiento ya se ha empleado en doscientos ejemplares y consiste en la suelta de insectos beneficiosos que ayudan a contener las plagas.
Sant Joan d’Alacant ha puesto en marcha la lucha biológica para combatir las plagas en el arbolado viario. Así, la empresa encargada del mantenimiento de zonas verdes, Actúa, y el Ayuntamiento del municipio emplean un sistema de control biológico en el arbolado urbano que consiste en la suelta de insectos beneficiosos que ayudan a contener las plagas sin recurrir a productos químicos, protegiendo así tanto la salud del arbolado como la biodiversidad del entorno.
Este sistema, seguro para personas y animales domésticos, se ha diseñado para hacer frente a las plagas más comunes en el municipio, como la psila en ficus y cercis, los pulgones en jacarandas y tipuanas o las cochinillas en melias, moreras y schinus. Estos insectos provocan daños en los árboles, debilitándolos y generando sustancias pegajosas que ensucian aceras, plazas y vehículos.
Los efectos del cambio climático, con periodos prolongados de sequía y temperaturas en aumento, han contribuido al incremento de estas plagas, generando mayor estrés hídrico en los árboles y favoreciendo la aparición de nuevos focos.
La estrategia de control biológico ha sido desarrollada con la colaboración de la empresa Bitxelos, que ha realizado un diagnóstico de las zonas más afectadas y un plan de sueltas controladas de depredadores naturales. Este tratamiento ya se ha aplicado en cerca de 200 ejemplares situados en calles y plazas como Carrer La Mar, Plaza Maisonnave, Paseo de la Iglesia, Plaza Constitución, Calle Dr. Salvador Montesinos, Avda. Benidorm, Avda. Jaume I o Calle Alcalde Vicente Baeza, entre otras.
La iniciativa forma parte de una política de jardinería urbana sostenible y regenerativa, que también contempla la selección de especies más adecuadas y resistentes para las condiciones locales.
La lucha biológica aporta múltiples beneficios al entorno urbano ya que reduce el uso de pesticidas químicos, con efectos positivos para la salud pública y el medioambiente; ofrece un control sostenible y duradero de las plagas; contribuye a preservar la biodiversidad urbana y el equilibrio ecológico y minimiza el impacto en los ecosistemas respecto a los tratamientos convencionales.