Elena Gil es la responsable del Departamento de Recursos Humanos del Grupo Hozono Global. Defiende que el talento es el pilar básico de cualquier proyecto empresarial y que “sólo si de verdad creemos, podremos hacer algo grande”.
Con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, reflexionamos sobre por qué la productividad florece cuando las empresas promueven el equilibrio emocional.
En el Día Mundial de la Salud Mental, es fundamental reconocer uno de los mayores retos a los que se enfrentan las empresas hoy en día: el impacto de la salud mental en el trabajo. A menudo, los problemas de bienestar emocional pasan desapercibidos, se silencian o se subestiman en el entorno laboral, lo que ha convertido a la salud mental en un desafío invisible. Sin embargo, la realidad es que este factor tiene un impacto directo no solo en la calidad de vida de los empleados, sino también en la productividad, la innovación y la sostenibilidad a largo plazo de cualquier organización.
El impacto de la salud mental en el entorno laboral
La Organización Mundial de la Salud ha señalado que trastornos como la ansiedad y la depresión suponen la pérdida de millones de horas laborales a nivel global cada año. Esto se traduce en un aumento del absentismo, la rotación de empleados y una notable disminución de la eficiencia laboral. Sin embargo, el verdadero costo va más allá de las cifras; afecta la vida de personas que, muchas veces, carecen del apoyo necesario para superar sus dificultades emocionales.
Por ello, es fundamental que las empresas tomen conciencia de la importancia de crear entornos de trabajo saludables. Promover el bienestar integral y eliminar el estigma asociado a la salud mental debe ser una prioridad en la agenda de cualquier organización.
La cultura organizacional y su influencia en la salud mental
Una cultura empresarial sólida no solo se manifiesta en los resultados económicos, sino también en el cuidado que brinda a sus empleados. Las empresas desempeñan un papel clave en el desarrollo de un entorno que fomente la empatía, la comunicación abierta y el apoyo mutuo. Es crucial que los líderes y directivos estén capacitados para fomentar un ambiente donde los empleados se sientan cómodos.
La comunicación honesta y fluida es vital. Cuando los profesionales se sienten libres para expresar sus inquietudes, disminuye el riesgo de que los problemas de salud mental se agraven. El respeto por los tiempos personales y la comprensión entre compañeros son elementos esenciales para construir un entorno laboral donde la salud mental sea prioritaria.
La importancia del equilibrio entre la vida personal y laboral
El equilibrio entre la vida personal y profesional ha sido uno de los temas más debatidos en los últimos años, y no es para menos. El trabajo puede ser una fuente importante de satisfacción y realización, pero también puede convertirse en una fuente de estrés si no se gestiona adecuadamente. Es esencial que las organizaciones reconozcan la importancia de este equilibrio, entendiendo que los profesionales no son sólo trabajadores, sino personas con vidas, familias, responsabilidades y aspiraciones fuera del ámbito laboral.
Promover un equilibrio saludable entre trabajo y vida personal no solo mejora la salud mental, sino que también aumenta la motivación y el compromiso de los empleados y, por tanto, la productividad. En un entorno donde se respeta ese equilibrio, los trabajadores se sienten más satisfechos, lo que se traduce en una mayor lealtad y un mejor desempeño.
El estigma y la necesidad de normalizar la salud mental
Es crucial normalizar la conversación sobre la salud mental, viéndola como un componente esencial del bienestar general, al igual que la salud física. Las organizaciones tienen la responsabilidad de crear espacios que promuevan el autocuidado y proporcionen herramientas para que los empleados gestionen su salud emocional de manera proactiva.
Reflexionar sobre cómo mejorar nuestra salud mental, tanto dentro como fuera del trabajo, es un paso fundamental hacia un futuro donde el bienestar emocional sea una prioridad. Una empresa no solo se mide por sus resultados, sino también por el bienestar de las personas que la componen. Fomentar un entorno laboral que valore la salud mental no solo beneficia a los profesionales, sino que también potencia el éxito a largo plazo de la organización. En definitiva, el bienestar emocional y la productividad son dos caras de la misma moneda, y es hora de darles la atención que merecen.